A medida que los residuos plásticos a nivel mundial siguen aumentando, la comunidad científica está cada vez más dividida sobre la vía de mitigación más eficaz: ¿Deberíamos priorizar los materiales biodegradables o mejorar los sistemas de reciclaje de los plásticos convencionales? La evidencia reciente sugiere que ambos enfoques presentan limitaciones significativas, y los expertos piden una perspectiva más matizada y a nivel de sistema, basada en la evaluación del ciclo de vida.
Aunque los plásticos biodegradables suelen presentarse como alternativas sostenibles, las investigaciones demuestran sistemáticamente que la mayoría requiere condiciones de compostaje industrial para degradarse eficazmente. Según un informe del PNUMA de 2019, aproximadamente el 90 % de los productos plásticos biodegradables del mercado solo se degradan completamente en entornos controlados (55-70 °C, alta humedad y flujo de oxígeno). En los ecosistemas naturales, las tasas de degradación suelen ser inferiores al 5 %.
Un estudio reciente publicado en Science (junio de 2025) por un equipo de científicos ambientales chinos añade un nuevo factor de preocupación. Los investigadores descubrieron que, durante la degradación, ciertos polímeros biodegradables liberan compuestos oligoméricos que pueden alterar el metabolismo biológico y acumularse en las cadenas alimentarias. El autor principal, el académico Wu Fengchang, advirtió: «Biodegradable no significa intrínsecamente seguro para el medio ambiente. Debe considerarse el impacto a lo largo de todo el ciclo de vida».
Los sistemas de reciclaje convencionales, especialmente los centrados en el PET (tereftalato de polietileno) y otros termoplásticos, enfrentan sus propios desafíos. A nivel mundial, solo alrededor del 9 % de los residuos plásticos se recicla eficazmente, según la evaluación del PNUMA de 2023. Entre los obstáculos comunes se incluyen:
• Bajas tasas de recaudación, especialmente en las economías en desarrollo;
• Downcycling, donde los plásticos se reciclan en productos de menor valor;
• Desequilibrio económico, donde los plásticos vírgenes suelen ser más baratos que las alternativas recicladas.
Incluso en el caso del PET, considerado ampliamente el plástico más reciclable, el informe industrial de la UE de 2024 indica una tasa de reciclaje de circuito cerrado inferior al 30 %.
Sin embargo, el reciclaje sigue siendo una de las vías más viables para reducir los residuos plásticos cuando está respaldado por una infraestructura adecuada, incentivos políticos y estándares de diseño de materiales.
Un estudio comparativo de evaluación del ciclo de vida (LCA) realizado por la Universidad de Cambridge (2025) evaluó los plásticos biodegradables frente a los materiales reciclables en múltiples dimensiones:
Indicador
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Plásticos biodegradables
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Plásticos reciclables (p. ej., PET)
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Uso de energía |
Superior |
Inferior
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Huella de carbono |
Comparable |
Comparable
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Tasa de fin de vida |
<5% (condiciones naturales) |
9–30% (según el sistema)
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Riesgo de ecotoxicidad |
Superior |
Inferior
|
Riesgo de microplásticos |
Presente |
Presente
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La Dra. Emma Thompson, autora principal del estudio LCA, concluyó:
Ninguna solución es universalmente superior. La clave reside en adaptar el uso del material a los escenarios de aplicación, con el apoyo de una infraestructura adecuada.
En las comunidades científicas y políticas mundiales, está ganando terreno una jerarquía de residuos de cuatro niveles:
Este enfoque equilibra el desempeño ambiental con la viabilidad económica y técnica, reduciendo la dependencia de una única narrativa de materiales “verdes”.
El informe de políticas 2025 del Instituto de Recursos Mundiales destaca la importancia de la formulación de políticas contextualizadas, que incluyen:
La División de Productos Químicos y Salud del PNUMA añade: «No existe una respuesta global uniforme. La capacidad de gestión de residuos, el clima y la infraestructura varían considerablemente. Cada región debe diseñar estrategias para el plástico adaptadas a su propia capacidad y flujos de materiales».
El futuro del control de la contaminación plástica probablemente provenga de la innovación integrada en múltiples frentes:
Los expertos coinciden: abordar la contaminación plástica requiere ir más allá de la mera selección de materiales y avanzar hacia rediseños integrales del sistema guiados por la ciencia, la alineación de políticas y el consumo responsable.
Referencias
1. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Plásticos biodegradables y basura marina: conceptos erróneos, preocupaciones e impactos. 2019.
2. Programa de Productos Químicos y Desechos del PNUMA.