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Los métodos tradicionales de reciclaje de plástico tienen sus limitaciones, pero los científicos están explorando nuevas soluciones. Un estudio publicado el 29 de agosto en Science revela un proceso innovador en el que las botellas y bolsas de plástico se pueden evaporar para convertirlas en bloques de construcción sintéticos y transformarlas nuevamente en plásticos nuevos con las mismas propiedades que el material original. Este avance ofrece nuevas esperanzas para lograr una verdadera circularidad del plástico.
Un equipo dirigido por Hartwig desarrolló un proceso novedoso que funciona tanto para el polietileno, que se utiliza en la mayoría de las bolsas de plástico, como para el polipropileno, que permite fabricar artículos más duros. El proceso se basa en un catalizador común y económico que se puede reutilizar, lo que reduce significativamente los costos y mejora la sostenibilidad. A diferencia de los métodos convencionales que dependen de catalizadores metálicos costosos, este nuevo enfoque ofrece una alternativa más eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
Los plásticos están compuestos de polímeros fabricados a partir de monómeros más pequeños. El catalizador de este nuevo proceso rompe los enlaces químicos de los polímeros, convirtiéndolos en monómeros gaseosos que pueden volver a ensamblarse para formar un nuevo plástico. En los experimentos, el equipo utilizó catalizadores de alúmina cargada con sodio y sílice cargada con óxido de tungsteno para convertir mezclas de polietileno y polipropileno en monómeros de propileno e isobutileno con una eficiencia cercana al 90%.
Uno de los desafíos más importantes en el reciclaje de plástico es la presencia de aditivos como colorantes, retardantes de llama y plastificantes, que pueden representar hasta un tercio del producto final. Estos aditivos complican el proceso de reciclaje y contaminan el material reciclado. El nuevo proceso aborda este problema de manera eficaz al eliminar los aditivos durante la etapa de gasificación, lo que da como resultado plásticos reciclados más puros con una calidad y un rendimiento mejorados.
Desde la década de 1950, la producción de plástico se ha disparado: en la actualidad, alrededor de 5.000 millones de toneladas de desechos plásticos se encuentran en vertederos, mientras que solo el 9 % de todo el plástico producido se ha reciclado. La amenaza ambiental que plantea la contaminación plástica, en particular para los ecosistemas marinos, es enorme y afecta la supervivencia y reproducción de la vida oceánica.
Las técnicas tradicionales de reciclaje de plásticos incluyen principalmente el reciclaje físico y químico. El reciclaje físico implica fundir y remodelar los plásticos, pero el material se degrada con cada ciclo y termina en vertederos. El reciclaje químico descompone los plásticos en sus componentes químicos básicos, pero este método suele depender de catalizadores costosos y enfrenta desafíos técnicos para su escalabilidad para uso industrial.
Cuando desechamos las botellas de plástico en los contenedores de reciclaje, su viaje hacia una segunda vida apenas comienza. Una clasificación adecuada en origen desempeña un papel crucial en la eficiencia y la calidad del reciclaje. Después de la recolección, los plásticos se clasifican, se limpian y se trituran en las instalaciones de reciclaje. A partir de ahí, los materiales se funden y se transforman en pellets mediante reciclaje físico o se descomponen químicamente en sus componentes moleculares para crear nuevos materiales.
Los recientes avances en el reciclaje químico han ampliado el potencial de los plásticos para convertirse en productos químicos útiles, como combustibles, adhesivos y materias primas para industrias como la farmacéutica. Por ejemplo, los plásticos de polietileno y polipropileno se pueden calentar y descomponer en compuestos aromáticos valiosos, como el benceno y el tolueno, que tienen aplicaciones muy variadas.
Los países y regiones de todo el mundo están intensificando sus esfuerzos para combatir la contaminación por plásticos mediante la implementación de normas de reciclaje más estrictas. La Unión Europea, por ejemplo, exigirá una certificación de terceros para la recolección y el preprocesamiento de plásticos a partir de octubre de 2024. Alemania está impulsando la reducción de envases, la reutilización de envases y el reciclaje de circuito cerrado de alta calidad.
Las empresas también se están sumando al movimiento: muchas marcas utilizan plástico reciclado en sus productos y revelan sus compromisos de sostenibilidad. Este cambio refleja tanto la responsabilidad corporativa como la creciente demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores.
Como consumidores, también podemos desempeñar un papel fundamental en el reciclaje de plástico. Al elegir productos fabricados con plástico reciclado y adoptar hábitos de reciclaje adecuados, podemos ayudar a reducir la demanda de plástico nuevo y alentar a las empresas a invertir en tecnologías de reciclaje.
Si bien este nuevo proceso de reciclaje ofrece un camino prometedor, aún quedan desafíos por delante. Se necesitan más mejoras en eficiencia, reducción de costos y escalabilidad. La innovación y la inversión en tecnologías de reciclaje de plástico son cruciales para superar estos obstáculos y garantizar un futuro sostenible.
La lucha contra la contaminación por plástico requiere el esfuerzo colectivo de gobiernos, empresas e individuos. Trabajando juntos, podemos crear una economía verdaderamente circular para el plástico y un planeta más limpio para las generaciones futuras.