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En respuesta a esta situación, se llevó a cabo un estudio de viabilidad para explorar el potencial de reciclaje del PET de los tubos de extracción de sangre, que representan una fuente homogénea de material PET de alta calidad. Cada año, solo en la región del sur de Dinamarca, se utilizan e incineran siete millones de tubos de extracción de sangre, lo que supone aproximadamente 21 toneladas de residuos plásticos PET. Si se pasara de la incineración al reciclaje, se estima que se podrían evitar 33 toneladas de PET de la incineración al año.
La investigación confirmó que el reciclaje del PET de los tubos de extracción de sangre es técnicamente factible, pero requiere métodos de limpieza optimizados. Si bien el estudio piloto demostró que el reciclaje se puede lograr, los procesos de limpieza y descontaminación efectivos son cruciales para garantizar la calidad y la seguridad del material. La reciclabilidad inherente del plástico PET es una ventaja significativa, pero aún existen desafíos para mantener la integridad del material a través del proceso de reciclaje.
Aún persisten los desafíos, en particular en lo que respecta a la contaminación por residuos de sangre y recubrimientos anticoagulantes, así como las dificultades para retirar las etiquetas. Los investigadores descubrieron que, si bien los procesos industriales actuales podían manejar la eliminación de etiquetas de los tubos triturados, los tubos enteros presentaban obstáculos más significativos. Superar estos problemas es vital para el éxito de las iniciativas de reciclaje.
El estudio también subrayó la necesidad de seguir investigando sobre tecnologías avanzadas de reciclaje, como los procesos químicos y enzimáticos. Las técnicas de limpieza mejoradas son esenciales para mejorar la calidad del material reciclado y minimizar el impacto ambiental. Los esfuerzos futuros se centrarán en explorar estas tecnologías y perfeccionar los procesos de reciclaje.
El reciclaje exitoso de los tubos PET para recolección de sangre podría conducir a una reducción sustancial de los desechos plásticos de PET, lo que respaldaría objetivos de sostenibilidad más amplios y contribuiría a la Estrategia de Acción Climática de Dinamarca, que apunta a una reducción del 70 por ciento en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en comparación con los niveles de 1990.
Además, el estudio sugirió que otros consumibles de laboratorio, como las puntas de pipeta y las placas de Petri fabricadas con PP y PS, podrían ofrecer más oportunidades de recuperación y reciclaje. La investigación en curso tiene como objetivo mejorar la circularidad en la atención médica y reducir la huella climática del sector, lo que marca un paso significativo hacia la gestión sostenible de los residuos en los entornos médicos.