Más de 100 países, conocidos colectivamente como la Coalición de Alta Ambición, abogan por medidas contundentes como límites a la producción, prohibiciones de productos peligrosos y restricciones a los aditivos tóxicos. Su objetivo es establecer un enfoque con base científica que elimine los plásticos más dañinos e impulse soluciones económicas circulares.
Sin embargo, esta ambición se enfrenta al rechazo de un pequeño pero influyente grupo de países exportadores de petróleo, en particular Arabia Saudita y Rusia, a los que se ha acusado repetidamente de frenar el progreso mediante tácticas de procedimiento. Estas naciones han insistido en que toda decisión se tome por consenso, rechazando la opción de votar en caso de estancamiento, una postura que los críticos describen como obstruccionismo deliberado.
Estados Unidos también ha expresado su oposición a los límites globales de producción, priorizando la discreción nacional sobre los objetivos globales vinculantes, mientras que Brasil ha buscado proteger a las industrias nacionales. Los analistas advierten que estas divisiones amenazan con diluir la ambición del tratado o retrasar su adopción por completo.
En este contexto, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha instado a los negociadores a asegurar un tratado sólido y de cumplimiento obligatorio. En una declaración reciente, WWF enfatizó que la contaminación por plástico ha alcanzado niveles críticos, con un estimado de 30.000 toneladas de residuos plásticos que ingresan al océano cada día.
«El mundo necesita normas globales vinculantes para combatir la contaminación por plásticos desde su origen», declaró Erin Simon, vicepresidenta y directora de Residuos Plásticos y Negocios de WWF. «Un tratado débil no es una opción. Cada día que nos demoramos hace que esta crisis sea más difícil y peligrosa de resolver».
WWF pide específicamente:
La organización advierte que si no se adopta un tratado sólido, el mundo podría verse atrapado en un futuro de alta contaminación, con mayores costos económicos, sanitarios y ecológicos.
El enfoque del tratado en la prohibición de productos, las restricciones químicas y el diseño circular influirá directamente en el sector del tereftalato de polietileno (PET). El PET, ampliamente utilizado en botellas de bebidas, bandejas para alimentos y envases termoformados, se encuentra entre los plásticos más reciclables y ya cuenta con sólidos sistemas de reciclaje de circuito cerrado en muchas regiones.
Las propiedades intrínsecas del PET (alta reciclabilidad, excelente rendimiento de barrera y cumplimiento de la normativa de contacto con alimentos) lo posicionan como un material predilecto para envases sostenibles. Si el tratado introduce requisitos de diseño más estrictos y acelera la eliminación gradual de productos químicos, la industria del PET podría beneficiarse de una mayor demanda de PET reciclado de grado alimenticio (rPET) y de soluciones de envasado monomaterial con bajos aditivos.
Además, el apoyo financiero y técnico propuesto para los países en desarrollo podría ampliar la infraestructura de reciclaje y los sistemas de recolección, creando nuevas oportunidades de mercado para los recicladores de PET y los productores de resina. Sin embargo, los actores de la industria deberán adaptarse a los marcos regulatorios en constante evolución, garantizar la trazabilidad de los materiales e invertir en tecnologías avanzadas de reciclaje para mantenerse competitivos en un mercado regulado por tratados.
El desafío clave en Ginebra será si las naciones priorizan el consenso sobre la ambición. Algunos observadores argumentan que un acuerdo podría resultar en un resultado diluido, ofreciendo poco más que compromisos para continuar las conversaciones. Otros creen que una coalición sólida de Estados ambiciosos debería considerar vías procesales alternativas, como la votación o la formación de acuerdos mayoritarios, para evitar el estancamiento.
Como enfatizó WWF, las decisiones tomadas en Ginebra «definirán el futuro ambiental y económico del planeta para las generaciones venideras». Para industrias como la del PET, que ya se alinean con los principios de la economía circular, el tratado representa tanto un desafío como una oportunidad para acelerar la transformación sostenible y la armonización del mercado global.
Referencias de fuentes:Soluciones de Ginebra, Declaración de WWF